NO DEJAR QUE NADIE NUNCA ME PONGA EL PIE ENCIMA.-
La conservé, en parte, porque era la frase que muchas veces me dio la fuerza para luchar con los obstáculos y porque sentía que por mi carácter no sería difícil concretarla..
nuevamente equivocada.
.. qué más puedo decir? tu pie está puesto sobre mí, sobre mi cabeza, mi orgullo y dignidad, y no hago más que mirarte desde aquí abajo tiernamente, casi agradecida de que tengas la amabilidad de mirarme de vez en cuando.
Pisas, me pisas y pisas fuerte, me duele.. pero me duele más saber que esto no es lo que yo quería, saber que juré jamás permitir esto, pero mi premisa esta vez pesa menos que esos segundos escasos en los que te compadeces de mi dolor.. entonces permanezco allá abajo, aceptando ilusamente que allí pertenezco, que es lo correcto. Pero yo sé que no.
qué más puedo decir?, cuánto más queda por aguantar? donde están mis límites?
cómo fue que llegamos a esto?.-
sólo pregunto.